La compulsión

La compulsión es desesperación en el nivel emocional. Las sustancias, personas o actividades que nos hacen comportarnos compulsivamente son aquellas que creemos que pueden liberarnos de la desesperación.

La desesperación.

La primera vez que la sentí era pequeña, y entonces no sabía que nombre darle. Era la sensación -que llevaba dentro del cuerpo- de que mi mundo estaba a punto de hacerse pedazos, y de que yo no podía hacer nada para remediarlo. No podía impedirlo, ni podía hacer nada porque hubiera algo mejor.

Ahora, si miro mi vida, veo que no hay nada por qué desesperar. Pero a veces, con frecuencia, algo sucede, y todo lo que me rodea -el cielo, mi cuerpo, el rostro de Matt- se convierte en polvo.

 

  • Cuando el amor es la comida, Geneen Roth, Cuando La Comida Sustituye Al Amor

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¿A qué se debe el fracaso de la mayoría de las dietas? ¿Dónde reside el verdadero problema del exceso de peso y de la ingestión compulsiva de alimentos? La comida puede ser un sustituto del amor. Si dejamos de alimentar al niño maltratado que hay en el interior del adulto solitario podremos nutrir el amor y dar lugar a la intimidad. De esta manera liberaremos el dolor de la vida pasada y nos instalaremos definitivamente en el presente. Sólo si nos concedemos un espacio para la intimidad y el amor aprenderemos a disfrutar de la comida y dejaremos de usarla como sustituto. Porque comer es una metáfora de la forma en que vivimos y de la forma en que amamos.

Esta cita me hizo colapsar internamente. Es lo que muchos sentimos pero pocos sabemos identificar por un nombre. Sentir desesperación no está mal. Sentir desesperación muestra netamente la franqueza más tangible de admitir que algo escapa de nuestro control, y no podemos resolverlo. Sentir desesperación es permitirnos mirar al problema con humanidad y no con egoísmo.

Ser egoísta se resume en creer que este problema, esta dificultad, esta circunstancia que no me queda cómoda, también puede ser resuelta por mi abismal intelecto y tacto preciso para manejarlo todo de la manera adecuada. Ser humano se resume en admitir que, por más que mis intenciones sean buenas y quiera, con el mejor ánimo, hacer que el mal sabor pase rápidamente de mis papilas gustativas, no puedo hacer nada para alterar la situación, y aceptar que mis tiempos no son los mismos que los de mi Dios. Así como las frutas siguen distintos tiempos de maduración meticulosamente dispuestos para cada tipo y especie vegetal, también los problemas y dificultades de nuestra vida tienen un tiempo de maduración necesario antes de ser desanudados para marcharse y dejarnos la preciada sabiduría y experiencia que no podríamos haber adquirido de no ser por los malos ratos que tuvimos que atravesar antes de adjudicarlas.

Sentir desesperación, es sentir humanidad.

En mi proceso de recuperación, hoy quisiera particularmente hacer referencia y reflexión al paso uno, tres, cinco y siete de Comedores Compulsivos Anónimos:

 1. Admitimos que éramos impotentes ante la comida, que nuestras vidas se habían vuelto ingobernables.

 

3. Decidimos poner nuestra voluntad y nuestras vidas al cuidado de Dios, tal como nosotros lo concebimos.

 

5. Admitimos ante Dios, ante nosotros mismos y ante otro ser humano la naturaleza exacta de nuestras faltas.

 

6. Estuvimos enteramente dispuestos a dejar que Dios eliminase todos estos defectos de carácter.

 

7. Humildemente Le pedimos que nos liberase de nuestros defectos.

Gracias por leer.
Con amor,

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